Pero... ¿Dónde está el castillo de Niza?

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La colina del Castillo de Niza es uno de los monumentos más famosos de la ciudad, pero siempre hay una pregunta en la mente de los nuevos visitantes... ¿Dónde está el Castillo?

La colina del Castillo de Niza es un lugar emblemático de la ciudad, por su historia, su papel estratégico y su belleza natural. Situado entre el casco antiguo y el puerto, se eleva a unos 93 metros de altitud y ofrece unas vistas excepcionales de la bahía des Anges. Pero al pasear por las distintas zonas de la colina, es posible que sienta que le falta algo... Aunque a menudo se habla del Castillo de Niza, desgraciadamente no queda mucho del edificio.

Dominando el casco antiguo, el Castillo de Niza fue durante mucho tiempo un símbolo de poder y protección para la ciudad de Niza. Sin embargo, este monumento, que en su día fue una fortaleza militar estratégica, ahora sólo existe en forma de ruinas y restos. ¿Por qué se destruyó el castillo?

El castillo de Niza: una fortaleza con un importante papel defensivo

El castillo de Niza se construyó en la Edad Media, entre los siglos XI y XII. Su situación estratégica en la colina del mismo nombre le permitía vigilar la bahía de los Ángeles, la llanura del Var y el interior de Niza.

Bajo el dominio de los condes de Provenza y, a partir de 1388, de la Casa de Saboya, la fortaleza se reforzó constantemente para proteger la ciudad de las invasiones. La ciudadela se convirtió en una fortaleza militar prácticamente inexpugnable, con sólidas murallas, torres de vigilancia y cañones.

Alrededor del castillo creció una verdadera ciudad, con casas, iglesias e infraestructuras militares. Niza fue un baluarte esencial para los duques de Saboya, que establecieron allí una guarnición permanente.

A lo largo de su historia, el castillo sufrió varias ofensivas. En particular, durante el asedio de Niza en 1543, dirigido por la coalición entre el Reino de Francia y el Imperio Otomano contra el Sacro Imperio Romano Germánico, del que formaba parte Saboya. Este intento de invasión de Niza condujo a la construcción del fuerte de Mont Alban y de la ciudadela de Saint Elme en Villefranche-sur-Mer.

El asedio de 1705: un giro histórico

La destrucción del castillo de Niza está directamente relacionada con la Guerra de Sucesión española (1701-1714). En aquella época, Europa estaba desgarrada por un conflicto entre las potencias que apoyaban a Felipe V de España (nieto de Luis XIV) y las que querían colocar en el trono español al archiduque Carlos de Austria.

Víctor-Amédée II de Saboya, soberano de Niza, optó inicialmente por aliarse con Francia, pero más tarde cambió de alianzas y se acercó al Imperio austriaco y a Inglaterra. Este cambio de opinión enfureció a Luis XIV, que decidió invadir el condado de Niza en 1705.

En noviembre de 1705, el ejército francés al mando del mariscal de La Feuillade sitió Niza. A pesar de sus imponentes defensas, la fortaleza sufrió un intenso bombardeo durante 54 días. Los atacantes utilizaron la artillería para debilitar las murallas y aislar a la guarnición. Finalmente, en enero de 1706, la fortaleza capitula y cae en manos de las tropas francesas.

La decisión de Luis XIV: arrasar el castillo

Tras la toma de Niza, Luis XIV ordenó la destrucción total del castillo y sus fortificaciones. Esta decisión se inscribe en una política de neutralización de las plazas fuertes enemigas para que no puedan ser utilizadas de nuevo contra Francia.

El Rey Sol también quería enviar un mensaje contundente a las demás potencias europeas: cualquier territorio que se opusiera a Francia correría la misma suerte. Destruir la fortaleza debilitaría permanentemente la capacidad defensiva de Niza y facilitaría su sometimiento a la influencia francesa.

La demolición comenzó en 1706. Se colocaron minas bajo los muros del castillo y una serie de explosiones redujeron las murallas a escombros. La ciudadela fue arrasada y las piedras utilizadas para otros edificios.

Las consecuencias de la destrucción

Con la desaparición de la fortaleza, Castle Hill perdió su función militar y comenzó una lenta transformación. La población, que antes vivía dentro de las murallas del castillo, se vio obligada a trasladarse al casco antiguo y a los barrios de nueva urbanización.

En el siglo XIX, bajo el impulso de las autoridades locales y la influencia francesa, la colina se convirtió en un lugar de paseo y ocio. Se creó un cementerio, se trazaron jardines, se construyeron miradores y lugares de recuerdo.

Las excavaciones arqueológicas realizadas en el lugar han arrojado luz sobre la organización de la fortaleza y su papel estratégico. Hoy en día, las ruinas del castillo son un lugar de memoria, donde la historia de Niza se revela a los visitantes: es una parte absolutamente esencial de la historia local.

La cascade du chateau à Nice